domingo, noviembre 01, 2009

2000 caracteres para constriur diálogos.


Asumiendo el rol de unos y la factibilidad laboral de otros, uno puede ejercer su profesión como más le acomode, prefiera o entienda. Dado que estamos imbuidos en una economía de mercado liberado –eso para unos y para otros ni en sus mejores sueños-, las ofertas para ejercer la profesión de periodista se hacen tan atomizadas como escasas a la vez. Así, en las especializaciones para darle valor al ejercicio de la profesión está la de lobbysta; perdón, asesor comunicacional empresarial.


Estimado periodista, aunque las facciones de la profesión se hayan diseminado por todos lados, existe la médula de carrera y esa, por lo menos la que le cabe a un diestro de las comunicaciones, es defender la tierra que lo vio nacer y a sus progenitores dio para que uno pidiera comer.


Aún cuando las cosas se pongan como las de una hormiga negra, sobre una piedra negra, en una noche negra; hay que tener algo de esencial y esa es la potencia de no ingresar, con todo, hacia las fauces del que se dice el mejor amigo de tu bolsillo.


Las más contundentes guerras militares, sociales, ideológicas, parlamentarias, civiles y empresariales se han desarrollado en nombre de los minerales, metales y sus depósitos. Aunque existan contundentes asistencias medioambientales para con el resguardo de los entornos y las poblaciones, próximas a la explotación, el real fin de todo es saber a quien pertenecen y quienes han de usufrutuar de lo que rindan los productos extraídos.


Como buen hijo de minero, reconozco que las tecnologías y las capacidades de montaje industrial no se dan con facilidad entre nosotros; sin embargo, hay una pertenencia indesmentible que se ha transgredido y, para más agudizarlo, lo alienta la profesión que se especializa en la comunicación.


¿No te parece aquello?





Atte.


Héctor Quijada Olguín


http://explotacion.blogspot.com

No hay comentarios.:

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.